De Lafuente Estefania a Yuval Noah Harari
En 12 abril, 2017 | 0 Comentarios

Con pantalón corto empecé a leer el Guillermo Brown de Richmal Crompton y las novelas de  Lafuente Estefanía y  Keith Luger, que luego supe era un asturiano que desde Valencia escribía novelas policiacas americanas como si fuera Raymond Chandler. Todo lo cual me provocó una cacacuera mental que apenas pude resolver con La Vuelta al Mundo de un Novelista, de Blasco Ibañez, que me regaló mi padre en un cumpleaños sin tarta.

Pero esos principios, más los obligados de Martín Vigil y unos libros prohibidos que encontré en un desván donde se escondieron anarquistas y franquistas durante la Guerra Civil,  despertaron en mi un apetito voraz por los libros de cualquier tipo, color, tamaño y contenido.

Lo de menos en mi vida ha sido la formación académica o las docenas de cursos especiales sobre mil cosas. Lo más importante han sido los libros, que he arrastrado por doce mudanzas y constantes cambios de interés por novelas de autor, ciencia ficción, biografías, la obligada etapa de la novela sudamericana o el enamoramiento de los best selles americanos. Libros, libros, libros…

Y cada uno de ellos ha sido magnífico porque los he disfrutado y algo me han dejado en algún rincón. Desde Brown hasta el Homo Deus de Yuval Noah Harari o la divertida Tatiana y los hombres abundantes, de Juan Arocha, que estoy releyendo ahora, todos merecen ser disfrutados. Aunque debo reconocer que el mejor libro de mi vida ha sido La Vieja Sirena, de José Luis Sampedro. Sublime!!

Ahora disfruto el doble de los libros porque en SAR Alejandría me dejan pensarlos, leerlos antes de imprimirlos, escribirlos incluso y debatir públicamente sobre ellos, cosa que haremos en este Blog si a ustedes les apetece. Ideal para un tipo que incluso se lee hasta los prospectos de las medicinas. Debo ser el único de España.

Jesús Montesinos.

 

 

 

 

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